Si lo que queremos es ser felices, sentir alegría en nuestras células, inevitablemente tenemos que hacernos una pregunta:
¿De dónde viene la alegría, la felicidad?
Y mas importante aún:
¿Estamos seguros que es nuestra prioridad? ¿podemos alcanzar la alegría directamente, sin que sea a través de la consecución de otras cosas?
Lo que ocupa nuestra mente son nuestras prioridades, lo que realmente deseamos solucionar, lo que nos pre-ocupa.
Y siendo honestos, lo que queremos no es sentir alegría, sino mejorar tu economía, conseguir la pareja que siempre hemos soñado, mejorar nuestra situación laboral, entendernos y comprendernos mejor o entender y comprender como funciona el mundo…
Pero… ¿Y qué pasa con la felicidad? ¿Te has parado a pensar si estamos haciendo lo adecuado para conseguirla?
Para los Tantrikas, felicidad es la fusión con el espacio que nos rodea, la disolución de la ilusión de separación.
Y si me crees, o directamente sabes que lo que digo es verdad, que la felicidad viene de la experiencia directa y sensorial de nuestro cuerpo y el resto de objetos del mundo, las preguntas que deberías de estar haciéndote deberían de estar en esta línea:
¿Qué puedo hacer para desbloquear aquello que no me deja sentir con totalidad? ¿Qué prácticas me ayudarán a acceder a ese flujo de vida que pertenece a todas las cosas? ¿Cómo puedo utilizar cada experiencia de mi vida para alcanzar ese gozo, esa alegría?
Es la respuesta a esas preguntas es en lo que han estado haciendo los tántricos durante mas de 5000 años, diseñando las prácticas mas fáciles y directas para llenar tus células de la alegría y sabiduría del universo:
Con la atención adecuada en cada una de las prácticas, el cuerpo se va abriendo al espacio que le rodea, y nuestra experiencia de vida se enriquece, y desde ahí, cuando somos seres humanos plenamente funcionales, vulnerables y expandidos, todas las áreas de nuestra van cambiando sin esfuerzo como consecuencia.
Pero claro, y aquí está la trampa de la felicidad. No puedes realmente darte cuenta de lo que te estoy diciendo hasta que no empiezas a practicar, así que me temo que el comenzar la práctica es un acto de fe.
¡Un abrazo!
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